martes, 27 de noviembre de 2012

Importancia y continuidad de los gremios en la Edad Moderna


La Edad Moderna fue, en contra de lo que normalmente se sostenía hasta mediados del S. XX, la edad dorada de los gremios y su época de mayor importancia. Esta afirmación, que será razonada y explicada más adelante nos plantea una importante pregunta ¿Cómo es que durante todo el S. XIX y la mitad del S. XX se ha venido sosteniendo todo lo contrario? 

La respuesta a esta pregunta la podemos encontrar, en gran medida, en el sesgo ideológico de la historiografía liberal y los prejuicios y lugares comunes que plagan la idiosincrasia liberal y la imaginería de la Edad Contemporánea.
Según esta imagen preconcebida, la Edad Moderna, identificada con el Renacimiento, la Revolución Científica y la Ilustración, es un periodo de progreso y transición entre dos edades contrapuestas. El punto de partida es la Edad Media, identificada en bloque con el oscurantismo, la brutalidad, la ignorancia, la opresión del individuo y el fanatismo religioso. La meta es la Edad Contemporánea, identificada con las libertades individuales, el progreso, el dinamismo económico y los avances científicos y técnicos, originados por el liberalismo. Según esta manera de entender la Historia, todo aquello que coarte la libertad económica debe ser anatematizado e identificado con la Edad Media. Los gremios no son una excepción y, por lo tanto, se presupone que la Edad Moderna fue su periodo de decadencia.
Sin embargo, como avanzábamos al principio, esto no es cierto. En primer lugar, la Edad Moderna fue, si aplicamos un balance global, un periodo de urbanización y crecimiento de las ciudades. Esto aumentó el poder de los gremios, organizaciones urbanas, al dispararse la necesidad de productos artesanales y la presencia e importancia de oficios organizados de forma gremial.
Además, los gremios fueron impulsados por las monarquías. Este apoyo por parte de las monarquías podría inscribirse en el proceso de formación de las monarquías autoritarias. Dado que los gremios tenían a menudo conflictos con los órganos de gobierno civiles de las ciudades por motivo de los precios de sus productos, no es de extrañar que las monarquías, que muchas veces encontraban obstáculos e impedimentos en sus proyectos por parte de estos últimos, dieran impulso a los gremios para poderse apoyar en ellos, así como para poder intervenir en contra de éstos a cambio del apoyo de las autoridades municipales. Sin embargo, sería un error considerar a los gremios como meras herramientas civiles al servicio de la corona en su proyecto autoritario.
Otro aspecto relativamente desconocido de los gremios es su profunda división interna, no solamente debida al conflicto de intereses entre los distintos maestros sino también a los conflictos entre sus distintos estratos, como, por ejemplo, las demandas a los maestros por parte de sus aprendices de unas mejores condiciones de vida y trabajo. Este tipo de enfrentamientos podrían incluso ser considerados como “conflictos laborales”.
Por otra parte, muchas veces se exagera el carácter cerrado e inmóvil de los gremios y el carácter hereditario de su organización. Sin embargo, por poner un ejemplo contrario, en Dijon, a finales del S. XVII y principios del S. XVIII, la mayoría de los maestros no eran hijos ni yernos de otros maestros y esta tendencia prosiguió en aumento durante todo el siglo. Además, aproximadamente el 8% de los maestros de la ciudad no eran originarios de ella, lo que nos indica cierto grado de movilidad social.
Por último, aún siendo cierto que el final del S.XVII y el S.XVIII fueron tiempos de decadencia para las instituciones gremiales en Inglaterra y los Países Bajos, no se pueden extrapolar estos ejemplos a toda Europa y tomarlos como referencia. Así, tomando como ejemplo a las ciudades españolas y francesas, el periodo de mayor esplendor e influencia de los gremios fue el S. XVIII, época asociada con la ilustración y a menudo llamada “el siglo de las luces”.



BIBLIOGRAFÍA:

NIETO SÁNCHEZ, Jose A. y LÓPEZ BARAHONA, El trabajo en la encrucijada: los artesanos urbanos en la Europa de la Edad Moderna, Madrid : Grupo Taller de Historia Social: Los Libros de la Catarata, 1996



Grupo 1

lunes, 26 de noviembre de 2012


CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA AGRICULTURA MODERNA


I.                 Introducción.

La agricultura en la Edad Moderna es el sector económico principal del que se ocupa la mayor parte de la población, en torno a un porcentaje que oscila en torno al 80% y proviniendo de éste sector una parte importante de los impuestos y rentas que iban a parar a los señores feudales, a la Iglesia y a las arcas de los incipientes Estados. Siendo predominante el sector agrario en toda economía preindustrial, caben destacar también la industria y el comercio como espacios que se van a desarrollar en ésta época, adquiriendo cada vez más protagonismo a lo largo de estos tres siglos y que están muy vinculados a la agricultura. Por un lado, la industria  textil, cuyo vínculo con la agricultura es obvio (lino, algodón, lana…), es una de las más destacables junto con la de la minería, ambas progenitoras de grandes fortunas que jugaron un papel importante en las nuevas prácticas capitalistas. Por otro,  el comercio vivirá en el siglo XVI una gran expansión, y será fuente de grades fortunas vinculadas también al mundo agrario: los cereales, el vino, la cerveza, las especias y la madera, entre otros productos serán muy frecuentes en los intercambios a larga y  corta distancia.


II.               Características generales de la agricultura europea (XV-XVIII).

La gran variedad de espacios geográficos de  Europa ha hecho que algunos autores dedicados a historia agraria hayan tenido que diferenciar cuatro regiones que tienen sus características y su evolución particular[1]; sin embargo, se pueden destacar varios elementos comunes en todas ellas:
·       En la agricultura de la Edad Moderna predomina la producción subsistencias, caracterizada por los escasos excedentes debido a:
o   Escasa tecnificación y pocos avances a lo  largo del periodo que además no llegan a generalizarse hasta bien tarde. Abonos naturales, escaso hierro en el utillaje, pocos sistemas de regadío…
o   Dependencia de circunstancias coyunturales como el clima, la calidad de los suelos, etc.
·       El carácter extensivo de la agricultura, caracterizado por la necesidad de roturar   bosques y baldíos y tierras de cada vez peor calidad, convertir tierras de pasto en tierras de cultivo o bien, aumentar la cantidad de trabajo para aumentar la producción. Esta forma de aumentar la producción tiene como consecuencia la disminución de los rendimientos por cada nueva parcela cultivada (ley de los rendimientos decrecientes).
·       Baja productividad debido a todo lo anterior.
·       Agricultura de base cerealista con predominio del monocultivo, lo que confirma efectivamente que pervive la agricultura de subsistencia. Los cereales más habituales eran el centeno y el trigo.


III.             Elementos novedosos en la agricultura de la Edad Moderna.

·       La apertura de mercados permitió la entrada de productos nuevos así como la explotación de otras regiones como el Caribe o las Antillas. Esto supone la llegada de la patata y el maíz como productos de primera necesidad y, por otro lado, el cultivo del café, el cacao y el azúcar.
·       La agricultura de carácter intensivo se fue dando más a menudo a lo largo del periodo, sobre todo en torno  a las ciudades. Estos cultivos solían ser muy variados y se solía combinar con una mayor intensificación de la producción. En estas experiencias incorporaban sistemas de regadío o novedades en cuanto a la rotación de los cultivos o del utillaje.
·       La especialización también se dio en ciertas zonas de entre las que destacan la horticultura en los Países Bajos, la vid en el mediodía francés y el arroz en el valle del Po. Estas excepciones se encontraban en zonas bien comunicadas, debido a que eran destinadas al comercio más que al consumo en el lugar.
·       Aumento del uso del hierro en el utillaje.
·       Procedimientos propios de Inglaterra y los Países Bajos.



IV.            Perspectiva cronológica de los cambios en la agricultura.

·       XVI: debido al aumento de población se ve un proceso de aumento de las roturaciones y tierras cultivadas; sin embargo, la producción seguí siendo escasa para las necesidades de la población, ya que la no hubo cambios importantes para aumentar la productividad de la tierra.
·       XVII: El empeoramiento del clima y  el gran número de crisis de subsistencias hizo que descendiera la producción. Las zonas más afectadas fueron el Mediterráneo y la parte oriental, que finalizan el siglo abandonando su buena posición en cuanto a producción de cereal, cediéndosela a Francia e Inglaterra, que consiguen incluso autoabastecerse.
o   En este siglo se percibe el aumento de vid y se produce la expansión del cultivo de patata en Irlanda. El trigo comienza a ganarle terreno al centeno.
o   Comienzan a destacar de forma importante las explotaciones de las Antillas, el Caribe y otras zonas coloniales.


·       XVIII: es en este siglo cuando se producen los cambios verdaderamente significativos palpables en el aumento de la producción, que permitió un aumento de la población sostenido.





BIBLIOGRAFÍA:


MARTÍNEZ RUIZ, E., etc; “Introducción a la Historia Moderna”, Istmo, Madrid, 2000
ARDIT LUCAS, M.; “Agricultura y crecimiento económico en la Europa Occidental Moderna”. Síntesis, Madrid, 1992


[1] F. Mauro diferencia entre el área mediterránea, la nórdica (Países Bajos), la atlántica (Islas Británicas) y la centro-oriental. MARTÍNEZ RUIZ, E., (etc.); “Introducción a la Historia Moderna”, Istmo, Madrid, 2000

lunes, 19 de noviembre de 2012

EL MAYORAZGO


Se trata de una antigua institución que perpetua en la familia la propiedad de ciertos bienes. Podemos definirlo como una forma particular de propiedad en la cual el titular dispone de la renta que producen unos bienes transmitidos por herencia.

A través de esta institución eran transmitidas en su integridad las herencias familiares.

La mayor parte de estos bienes eran de cáracter inmobiliario. Estaban destinados al primogénito y aseguraban su potencial económico.

Mediante esta forma de propiedad el titular podía disponer de una renta a la que accedía según el orden de sucesión prefijado. Será un elemento clave para lograr la protección del patrimonio.

El proceso de consolidación del patrimonio se inicia con las leyes de Toro en el año 1505 mediante las mismas se dió cierta seguridad económica al estamento nobiliario.

La institución del mayorazgo sirvió para contrarrestar el derecho común castellano que preveía el reparto igualitario de las sucesiones.

El mayorazgo se usa como estrategia de linaje y como forma de preservar la propiedad. El objetivo era asegurar la continuidad del patrimonio en el mismo linaje.

Hay varias clases de mayorazgo:

  1. El regular. La línea sucesoria se fijaba conforme al orden de la sucesión de la corona. Fue la forma mas extendida. Se daba vía primogenitura y por preferencia de sexo
  2. De línea: El descendiente antes que el ascendiente
  3. De edad: El mayor antes que el menor
  4. De grado: Los hijos antes que los nietos

Según su duración pueden considerarse perpetuos o temporales.

Según las leyes de Toro el mayorazgo podían contituirlo todas aquellas personas que gozaran de propiedad y de bienes suficientes.

Quien no tuviera herederos forzoso podía vincular todas sus propiedades y quien los tuviera solamente podía vincular un tercio de sus bienes.
En definitiva, el mayorazgo fue un mecanismo jurídico mediante el cual la nueva nobleza se apodero de los derechos de propiedad de la tierra y de los derechos eminentes que en principio pertenecían a la corona.
 
GRUPO 2.

domingo, 18 de noviembre de 2012

LA HISTORIA RURAL AYER Y HOY

Sobre el artículo de Pegerto Saavedra "la historia rural ayer y hoy" Parte II


La historia rural en España

La historia rural tiene una fuerte influencia de las escuelas historiográficas marxista y de los Annales siendo Vilar y Benassar los dos autores principales. Su estudio está prácticamente muerto hasta 1973 cuando recibe un gran impulso. Aparecerán entonces numerosas monografías sobre la cuestión rural y otros tantos trabajos menores de ámbito regional. Gracias a esta tendencia en 1977 España participaría por primera vez en el Coloquio de París, donde hasta el momento no había habido presencia y sus trabajos supondrían una gran influencia para los estudios franceses, dando comienzo una relación hispano-francesa en este campo hasta el momento inexistente.
En 1980 la historia rural en España vive un gran impulso, numerosas monografías y artículos comienzan a tratar este tema. Las dos escuelas historiográficas tendrán además una zona de influencia predilecta, así Galicia trabaja con el modelo de los Annales uniendo la demografía y la historia rural para afrontar las nuevas investigaciones y Valencia marcada por la escuela marxista estudiaría la cuestión analizando los señoríos y el régimen señorial, y la conflictividad social.
Una década mas tarde se abandonaban las monografías de historia rural con el modo de hacer francés con un cambio en la praxis que tendería ahora al estudio de las familias, la cultura y las mentalidades. Así el entorno rural seguiría llamando la atención pero con un nuevo enfoque: la familia y la organización familiar en el campo, la cultura de éste ámbito y la reproducción social para analizar el ámbito rural.


Las orientaciones recientes

Actualmente ha cambiado la forma de abordar este tema. Los problemas ecológicos y medioambientales son los ejes entorno a los que giran las investigaciones históricas, analizando por ejemplo las modificaciones en el terreno físico a la hora de extender formas de trabajo en el campo o el impacto visual que han tenido las actividades rurales. Surgen así aportaciones novedosas en este campo, como son Laureano Rubio con sus estudios del sistema político concejil y Jose Manual Pérez con los análisis campesinos.
Junto a este, otro foco de impulso en este ámbito de estudio ha sido la Centre de Recerca d'historia rural en Girona, que propone nuevas perspectivas como las formas de poblamiento, la cultura y la vida cotidiana, el paisaje y el medio ambiente y la organización política y social del ámbito rural. Consideran así que la historia rural debe beneficiarse de las nuevas formas de estudio histórico.

-->

Vemos por tanto que las ultimas tendencias de estudio para la historia rural pueden extrapolarse a las tendencias actuales de la historia centrada en analizar las cuestiones culturales y cotidianas (entre otras), aportando un nuevo enfoque que completa e introduce modificaciones a las tradicionales grandes ramaso de la historia. Así por ejemplo el estudio social y cultural de la edad moderna puede desmitificar la tradicional forma de estudio de la historia entorno a los grandes personajes y junto con el análisis político y económico ofrece una mejor comprensión del período y de su comportamiento.


-->

A cargo del Grupo 2, Laura M., Víctor, Elena y Laura.




miércoles, 14 de noviembre de 2012



La traición de la burguesía 

Los conceptos de “Traición de la burguesía” y “Crisis de la Aristocracia” nos resultan clave para entender la explicación histórica en la Edad Moderna del proceso de Modernización y transición al mundo capitalista desde la segunda mitad del S. XX. El inaugurador de estos dos conceptos fue Braudel (historiador francés que revolucionó la historiografía del siglo XX, al considerar los efectos de la economía y la geografía en la historia total; fue, también, uno de los miembros más destacados de la escuela de los Annales).en su obra clásica El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Lo que denominó como "Traición de la Burguesía" fue el término que usó para referirse a los hombres de negocio que a partir del siglo XVI pero sobretodo en el S. XVII, se apartaron de su ocupación,buscando pasar a formar parte  de la aristocracia. Esto se ha ligado a una vuelta o una involución en el proceso de evolución social en el Antiguo Régimen. Lo que llamó "Crisis de la Burguesía" sería el proceso opuesto; pero estando totalmente relacionado con el anterior,es la reducción del poder de las grandes familias de "sangre" en favor de las nuevas familias procedentes de las familias de negocios antes mencionadas.Lo interesante que se plantea es como se pueden entroncar ambos procesos, resolviéndose esto en que los créditos de los hombres de negocios ayudaron a fomentar el carácter rentístico de la aristocracia, mientras que estos los compensaban con la posición social que adquirían por medio de políticas matrimoniales.

Por otra parte, la revisión de estos conceptos también ha llevado al descubrimiento de que, incluso la gran aristocracia en vías de extinción por el proceso de crisis de la aristocracia también estuvo implicada, ya que en muchos casos estas élites tuvieron mucho que ver con nuevas formas de gestión del patrimonio y mejoras en la producción. Por esta razón, nos deberíamos de apartar de la interpretación que sólo liga la Modernidad al grupo de la burguesía.
Es interesante ver también como mientras en el S. XVII, ser mercader era considerado como algo del todo envilecedor,el prestigio social residía en la sangre noble. Posteriormente los eruditos como Adam Smith empezaron a criticar a la nobleza de sangre por consideraba improductiva,mientras que la iniciativa de inversión del comerciante se configuraba como la única forma de crear fortuna. El S. XIX no cambia esta perspectiva ya que aunque las élites son las que surgen de la osmosis entre la nueva y la vieja aristocracia, los estados liberales querrán desbancarse de las antiguas élites en crisis en la que no se podía basar el concepto de “estado” o de “nación”. El siglo XX no aportará ninguna novedad en este sentido, ya que la historiografía ha tendido a imaginar a la aristocracia y la burguesía no sólo como cosas distintas; sino como totalmente contrapuestas.Por tanto, el autor sugiere adentrarse más en el término crisis relacionándolo con la aristocracia, no suponiendo esta una tarea baladí,ya que todos tenemos un prejuicio léxico en torno a la palabra crisis: esto quiere decir que la aristocracia pasó por una convulsión en la forma en que la misma se había representado en el tejido social, de la que saldría finalmente reforzada.

Y si hay que precisar el anterior término, también habremos de precisar el término burguesía. En la Edad Moderna, la burguesía fue un grupo social que se nutría de de comerciantes y hombres de negocios; pero no eran sólo eso,también se definieron como un grupo ligado con el poder local y que controlaban la jurisdicción de la ciudad, teniendo en un principio su raíz en las aristocracias urbanas medievales o sus grandes clientes. Por tanto, la traición de la burguesía es un movimiento que sienta sus bases en el S. XIV y se prolonga en el tiempo hasta el S. XIX, teniendo como punto álgido el final de dicho siglo.
La conclusión más importante del autor es la de que los grupos sociales están en constante cambio, por lo que el estatismo que en algunos momentos se deducen de los artículos debe ser rechazado. 

















Fernand Braudel


GRUPO 4 : Alberto Arroyo , Carlos Castillo , Javier Martínez, Julio López 

Venta de tierras baldías y concejiles en la Edad Moderna.



Este ha sido el tema del que nos ha tocado buscar información para esta semana. Hemos tenido que hacer una selección de información porque había libros enteros que hablaban sobre esto, que al final de la entrada citaremos por si alguien quiere profundizar en el asunto.

-            - Las tierras baldías.
Los baldíos (palabra que puede que derive del árabe balda/batil: inútil) eran grandes espacios de tierras, generalmente desiertas e inusitadas. Eran tierras inútiles y secanas. Este concepto se aplicaba a las tierras realengas (muy extensas para ser controladas de forma efectiva y no estaban formalmente concedidas por la corona) no concedidas por la corona y, en consecuencia, disponibles al aprovechamiento público. Según se avanzaba en el proceso de Reconquista, la Corona concedía tierras a los que la habían ayudado y a los que venían a colonizar o repoblar.

Las primeras ventas se realizaron durante el reinado de Felipe II hacia 1557. La Hacienda Real decidió vender una parte de las tierras baldías a los que ya las ocupaban. Parece ser que esta iniciativa surgió de un concejo municipal deseoso de consolidar el derecho a sus tierras.

Las primeras ventas se hicieron bajo la forma de asientos en la provincia de Guadalajara a mediados del siglo XVI. Los primeros ingresos fueron registrados por la Hacienda bajo el nombre de «ventas de lugares, jurisdicciones y términos». Pero al iniciarse la década de los 60 apareció una nueva categoría: «venta de tierras baldías». La Hacienda experimentó explotar estas tierras al máximo. Los primeros intentos fueron un poco negativos, pero más adelante, desde el punto de vista fiscal, la Corona se dio cuenta de que podía sacar buenas cantidades de dinero.

o   Ventajas de las ventas: las tierras podían ser ocupadas también por ganado paliando la falta de cultivos. Podrían construir pozos y edificios para los mismos, cosa que antes estaba prohibido en los baldíos. Recaudaron dinero a través de impuestos: mayores ingresos al poder aplicar la alcabala sobre la venta de tierras, ya que si eran baldíos no contaban como propiedad, y con este impuesto también podrían aumentar otros.

o   Desventajas: fue un golpe psicológico para los pobres porque disminuía las mínimas posibilidades de obtener tierras gratuitas. Debían abandonar esas tierras al no poder pagarlas, por lo que la tierra podría no caer en buenas manos, no ser lo suficientemente aprovechada y podría disminuir su rendimiento e impuestos. Además, los que perdían estas tierras trabajarían para los propietarios y llegarían a ser sus esclavos.

Casi todos los concejos se mostraban a favor de la venta de estas tierras y los que se oponían, muchas veces, las terminaban adquiriendo si el precio era moderado. Hay que decir también, que había ventas ilegales, pero la Corona las pasaba por alto porque suponía ingresos extra.

¿Cómo era el procedimiento? El juez de tierra preparaba y firmaba lo que se denomina la «Carta de Venta» en nombre de la Corona. Incluía las cláusulas relativas a la transacción, declaración de que el precio era justo y que nunca se podía invalidar la venta. Además, incluía el derecho del comprador a explotarla como quisiera.

-            - Tierras concejiles.
Las tierras concejiles se aprovechaban por arrendamiento en subasta pública o reparto, divididas en lotes. Quienes tenían más medios solían acapararlas en perjuicio de los demás vecinos con el mismo derecho a aprovecharlas. Estaban injustamente distribuidas y mal explotadas. Se arrendaban por periodos cortos y quienes las poseían durante un tiempo limitado no se atrevían a mejorar el terreno que sabían que no les volvería a tocar de nuevo. 

A mediados del siglo XVIII se empezaron a decretar leyes para ceder estas tierras. Éstas sedaban en arrendamiento. La renta procedente de estas propiedades venía a constituir un ingreso para la hacienda municipal. La cuota debía ser en especie. El reparto de estas tierras supondría el alivio de los más humildes, pequeños labriegos y braceros, que atenuaría los conflictos sociales en el medio rural y aumentaría su capacidad tributaria. Además, al ser mayor la superficie de tierra cultivada y menos los demandantes, al quedar acomodados en las tierras que se iban a distribuir, descendería la renta y bajaría el precio de los cereales al incrementarse la producción y estar las tierras en manos de personas necesitadas de vender al tiempo de la cosecha.

Los Ilustrados querían que se proporcionara a los habitantes de cada población una mayor igualdad en el aprovechamiento de las tierras concejiles y que el reparto de éstas sirviera de subsistencia y arraigo, como garantía.

Estas propiedades se dividirían en lotes, tasadas por peritos y se habrían de adjudicar en arrendamiento o a censo enfitéutico a los vecinos del lugar, labreros o jornaleros preferentemente.

Por si queréis profundizar más en el tema:

Vassberg D., La venta de tierras baldías. El comunitarismo agrario y la Corona de Castilla durante el siglo XVI, Servicio de publicaciones agrarias, 1983.

Sánchez Salazar F., Extensión de cultivos en España en el siglo XVIII: roturas y repartos de tierras concejiles, Madrid,  Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1986.

Sánchez Salazar F., El reparto y venta de las tierras concejiles como proyecto de los Ilustrados (artículo en PDF en internet) http://www.montesdesocios.es/sites/default/files/publico/sanchezsalazarfelrepartoylaventadelosbienescomunalescomoproyectodelosilustrados.pdf

Álvarez Nogal C., Incentivos económicos y derechos de propiedad en la Castilla del siglo XVI (artículo en PDF en internet) http://www.revistasice.info/cachepdf/CICE_70_77-96__8425C7054939582444FDDCD95C6E95D2.pdf

 


     Grupo 1: Javier Santos, Juan Sainz, Juan Cuevas y Lorena Pacheco.