domingo, 11 de noviembre de 2012

¿No fue acaso la Monarquía de los Habsburgo un Imperio?


Varias dudas me han surgido desde que leí el artículo de J. I. Israel que versa sobre las tesis que expuso H. Kanem en sus "The Decline of Spain: A Historical Myth?". La primera de esas dudas es una que tengo desde que entre en la carrera: ¿Acaso la economía es una especie de verdad absoluta que sirve para explicarlo todo? Llevamos 4 años oyendo esta afirmación para todas las épocas; no obstante, creo, más bien, que la economía sólo serviría para definir un Impero como el de Estados Unidos de después de la Segunda Guerra Mundial, que logró la sumisión de enormes partes del mundo sin la necesidad de ocupar cada uno de esos países militarmente. ¿La Edad Moderna es un periodo en el que tal hazaña se pueda conseguir? Desde luego, a pequeña escala se pudo hacer, los Habsburgo controlaron la mayor parte de la Península Itálica teniendo tropas físicamente sólo en Milán y Nápoles; pero a escala global, no se consiguió un control efectivo sin el uso de las tropas.

Es verdad, que sin dudas, definir un Imperio como el de los Habsburgo es muy difícil  ya que es incontestable que por su economía era un gigante con los pies de barro. ¿Pero eso quita que en su época de apogeo militar y cultural fuese vista como la monarquía hegemónica? Desde luego que no, si nos atenemos a la legalidad e ideología de la época, al menos el de Carlos V si fue un Imperio, ya que estaba legitimado por dos coronaciones: una en Aquisgrán en 1520 y otra en Bolonia (esta concedida por el Papa) en 1533.  Y aquí, me basaré en otro típo de afirmaciones: las de Pierre de Bourdeille, Señor de Brantôme, un noble francés que combatió tanto en el bando hispano (el Asedio de Malta de 1565) como contra él (recordemos que se quedó tuerto cuando le explotó su arcabuz luchando con el Duque de Guisa contra las tropas del Gran Duque de Alba en 1557). Para contextualizar aquí voy a citar las cartas escribe a Margarita de Valois (hija de Catalina de Medici y hermana de Isabel de Valois, esposa de Felipe II) en torno a su obra Bravuconadas y Gentilezas de los Españoles

"[...] Son obras enteras, de las cuales ésta es una muestra, [...] haciendo muestra de referentes a los españoles, [...] que siempre han superado a las demás naciones del mundo en proezas y rasgos de ingenio. [...] No he puesto en su lengua ninguna fanfarronada extranjera a no ser de las españolas, porque su idioma es el más bravucón y refleja mejor su soberbia. Por eso el emperador Carlos Quinto la consideraba [la lengua castellana] muy brava, soberbia y militar, así como tenía el el italiano por cortesano y amoroso y reservaba el francés para reyes, príncipes y grandes". [Bourdeille, P., Bravuconadas de los Españoles, Barcelona, Altera, 2005, pp. 35-9]

 Pero eso sería sólo rozar la superficie de su razonamiento, más adelante podemos leer: 

"Pues ellos [se refiere a los ejércitos de los Habsburgo] son quienes en los últimos cien o ciento veinte años [los investigadores creen que este libro se debió de escribir en torno a 1609] han conquistado, por su valor y virtud las Indias Occidentales y Orientales. [...] Nos [se refiere a los ejércitos franceses] han combatido, batido y rebatido el reino de Nápoles. [...] Y otro tanto han hecho en Milán. [...] Pasaron a Flandes y vinieron a Francia para intentar expulsarnos de nuestros hogares, y si bien no lo lograron, nos hicieron grandes daños. [...] Ellos han triunfado sobre los alemanes, y les han puesto el yugo en las guerras de Alemania, cosa no oída, desde el gran Julio Cesar. [...] Ellos son los que, siguiendo la divisa de su emperador, han cruzado el mar y han caído sobre África y tomando su principal fortaleza Túnez y La Goleta. [...] Son ellos quienes, con un puñado de tropas instaladas en ciudadelas, roque y castillos [esta parte conviene totalmente con la opinión que antes he defendido], mantienen bajo rienda e imponen ley a los potentados de Italia, a los Estados de Flandes, Morea y otros países infieles. [...] Son ellos los que hacían sentirse invencible al emperador Carlos cuando, en los más apurado de sus negocios y batallas, se veía en de no más de cuatro o cinco mil españoles, sobre cuyo valor arriesgaba su valor y su Imperio y todos sus vienes y decía a menudo que «la suma de sus guerras ea puesta en las mechas encendidas de sus arcabuceros españoles»." [Bourdeille, P., Bravuconadas de los Españoles, Barcelona, Altera, 2005, pp. 46-50]

Olvidemos por un momento esa exaltación chovinista del nacionalismo español y pensemos que sin duda todas estas cosas fueron hechas no sólo con soldados españoles sino con soldados de todos los reinos de la Monarquía. Es ahora, cuando podremos afirmar con muy poco margen de error que la -Monarquía Hispánica era la monarquía que ostentó in duda alguna la hegemonía europea desde el Tratado de Lyon de 1504 en el que el rey Cristianísimo reconoció los derechos y la potencia que el rey Católico había conseguido gracias a la conquista de Nápoles hasta la batalla de Rocroi (aquí coincido con la cronología propuesta por el autor J. I. Israel) que llevará a la Paz de Westfalia primero y la Paz de lo Pirineos después.

Pro otra parte de lo que conviene a un Imperio es "crear moda", es decir, imponer su paradigma cultural, cosa que, otra vez, nos ayudará a fijar el señor de Bratôme: 

"[...] Pero sólo quiso hablar en español [se refiere a la anécdota acontecida en 1536, cuando Carlos V en Roma habló a los cardenales en español], tal vez para humillar a aquellos embajadores y cardenales franceses, pues por aquel entonces los franceses no usaban todavía la lengua de los españoles [lo que quiere decir que en época en que escribe el autor, sí]; o acaso por desdén, altivez y ostentación, para honrar mejor a su idioma, el cual, como se ha dicho es muy propio tanto de las amenazas y altanerías, como de las más grandes cortesías y letras. Como dice el rey Católico de nuestros días [Felipe III], «pocos extranjeros estamos tanto avocados tanto a las letras, como a la espada»; no como pasa con sus súbditos" [Bourdeille, P., Bravuconadas de los Españoles, Barcelona, Altera, 2005, p. 107]

Dejo el debate abierto a la espera de contestación

3 comentarios:

  1. Estimado Alberto:
    Recojo el guante.

    En mi opinión sólo se puede hablar de imperio para tiempos de Carlos V. Hay teoría que hablan de imperio español (vinculado a América) y otras de imperio portugués (vinculado, nuevamente, a sus colonias). Pero imperio, en sentido estricto y desde un punto de vista legal, sólo lo era el Sacro Imperio.

    El uso de la fuerza fue muy importante, como resulta obvio. Pero sólo con él no se explican procesos tan importantes como la dominación de América, la agregación de Portugal o el sistema de gobierno en la Italia española. La monarquía hundió su éxito en la capacidad para fagocitar elites en diferentes partes del mundo, antes o junto a la capacidad militar. Insisto: esta era importante pero insuficiente. Sobre todo insuficiente para mantener la obediencia en territorios ya adscritos a la Monarquía.

    Recomiendo la lectura del libro de J. J. Ruiz Ibáñez y B. Vicent, Historia de España. Política y Sociedad (Síntesis). Se trata, en mi opinión, del manual más moderno del que disponemos, precisamente escrito desde esta perspectiva.
    Atentamente,

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  2. Desde luego, que no se pueden hacer imperios a base de la fuerza bruta como argumentaría el propio Gran Duque de Alba en su tiempo. Sin duda hay un linea que darle una capital importancia a la capacidad tan sorprendente que tuvieron los monarcas de la Casa de Austra (junto con los Reyes Católicos)de asimilar y dar a las élites de los reinos patrimoniales; y sin duda es la tesis que defiende "El Imperio de Carlos V, procesos de agregación y conflictos" en fecha bastante reciente.

    No obstante, sigo defendiendo que el proceso de agregación en la mayoría de los casos sucede varios años después de la intervención del ejército (una célebre excepción es la anexión de Portugal en la que la anexión de las élites antecede en mucho la intervención armada); e incluso en el caso de los Países Bajos, es la intervención armada descontrolada que llevó a cabo Fabrique Álvarez de Toledo, es la que junto con otros malestares la que precipitó el proceso de disgregación. Los ejemplos que mejor conozco son los de Nápoles y los grandes imperios americanos, que aunque diferentes tienen un origen cultural, económico o social totalmente distintos, se agregan a la Monarquía Hispánica de forma muy similar: el primer paso es aprovecharse de la superioridad táctica y del control de las vías de suministro marítimo, hacer demostración de la velocidad de movimiento de los ejércitos españoles, demostración de fuerza atacando las zonas más fuertes del enemigo, ser en la mayoría de los casos clemente con una parte de los vencidos (esto en el caso americano es un poco más difícil de ver), forzar al enemigo a hacer batalla campal y finalmente cuando consiguieron con la titularidad del reino, eliminar a la aristocracia que no acepta dicho hecho. A partir de entonces, es cuando se produce la asimilación de las élites.

    Finalizaré con una cita de G. Parker:
    "Es fácil olvidar en el cúmulo de estadísticas sobre la importación europea de especias asíaticas, la producción de plata en la América colonial o la exportación de esclavos africanos, que todas estas empresas tan económicamente lucrativas se basaban, en último término, en la fuerza. Frederick C. Lane y Niels Steengaard han insistido en afirmar con razón, en el que la principal esportación de España al resto del mundo fue la violencia, y que los fijodalgos, los conquistadores [...] eran (en realidad) guerreros nómadas que apenas se diferenciaban de los mongoles." [Parker, G., La Revolución Militar, innovación militar y el Apogeo de Occidente, Madrid, Alianza Editorial, 2002,p. 157]

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  3. Sobre las estructuras políticas de la Monarquía sigue siendo esencial un trabajo clásico de J. Vicens Vives ("Estructuras administrativas").
    El poder, para comportarse como tal, debía (debe) ser temido y amado. En consecuencia son las dos caras de una misma moneda. No se trata de contraponer "violencia" contra "consenso" sino pensar que la Monarquía acudió a uno y otro recurso en función de cada territorio, circunstancias, etc.

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